lunes, 3 de junio de 2013

Con esas notas


Cuando pensábamos que hacer de nuestro futuro, siempre aparecían los fantasmas de la duda.. Y más aún de la seguridad... Para 1992, nuestra mente andaba mas que en estudiar, solo en pensar en el acabar el colegio. No se realmente que querían algunos, que deseaban otros. Deseaba estudiar comunicación, no se si habría campo, o habría cabida a una persona como yo. No me atrevía a preguntar a mis amigos y compañeros, sobre sus inquietudes, no por temor, sino que no me nacía. Pero se notaba en el aire, ese ambiente de poca fe. No sabríamos que hacer fuera del colegio. Ya no podíamos mirar hacía atrás. ¿Habían sueños, habían ganas? No lo se. Pasaba ese año, y no se veía una gran expectativa. Pero yo si la tenía. Quizás no lo mostraba, aunque lo conté algunas veces. Pero al final, vimos que queríamos.

Nos reunimos siempre, a un costado del salón, cuando no había clase, o en recreo. Preguntábamos a aquellos profesores o auxiliares que siempre estaban ahí. Algunos consejos, algunos.. Muchos dudaban, unos sabían que no estudiarían ni de vainas. Sus padres los pondrían a chambear. Era la dura realidad. Pero seguían esos sueños ahí, presentes. Una carrera técnica.. O tal vez algo parecido. Estaba senati, para algunos. No se atrevían a hablar de una carrera superior. 

Quería ser comunicador.

Se los dije.. Ellos decían: No hay campo para nosotros ahí, Danny. No les hacía caso. Que soñaría, pero si era lo que deseaba. Nuestras notas son bajas. Son pauperrimas. No soñemos. No podemos.

Pero algunos de mis amigos si.. Y con ellos estaban mis sueños. Más aún la de una amistad duradera. Ya nos encontraremos por el camino. Buscamos la forma de salir airosos, al final del año escolar.. ¡Pero con esas notas! ¡Con esas notas no bastan! Había que empujar el carro, había que esforzarse. Pero faltaba que ellos pongan de su parte. Ellos, los profesores.

Quería ser comunicador.

UN DÍA 

En una tarde de noviembre, se nos acerca un profesor que de nos daba clases de una materia de ciencias. Él era muy jovén, no acababa la carrera aún y seguía en la universidad. Era muy estricto, enseñaba muy bien, no nos podíamos quejar. Tenía una pequeña costumbre de querer impresionar a las chicas que enseñaba. Nada malo por cierto; no vayan a pensar mal. Aquella tarde reunidos, con mis amigos de siempre, charlabamos sobre aquello, él al oír de que se trataba el tema, nos dijo: Bueno chicos, no es para romperse mucho el cerebro, por que no se animan y postulan a Teología, son solo cuatro puntos, que bastan para ingresar. Postulen a ese curso, y estarán dentro de San Marcos. "Pero nadie estudia eso pues profe"- replicamos solo alguno de nosotros. En ese instante, nos empezó a nombrar carreras que con las cuales por su bajo puntaje podríamos ingresar. A medicina ni imaginarlo, son más de 100 puntos... y así. También nos insto a probar en la Villareal: Hay una carrera, que nadie quiere, y ahí solo te inscribes al examen, y vacantes sobran, ya que nadie quiere estudiar eso.

Nunca nos impulso a creer en nosotros mismos, No nos enseño a creer que podíamos ser médicos, abogados o ingenieros. ¡No!  Solo vio nuestra condición. No nos invito a creer que realmente que podíamos. Su cara era de aquel que sabía que nuestra educación era baja, al menos lo intentaban.

____________________________________________________________

Hace poco pase por el colegio donde estudie, no sentí nada al pasar, pero al tocar esas paredes que alguna vez albergaron mis sueños, sentí esa sensación de "pudimos hacer más" Pero si lo hicimos, se podía. La educación era poca, pero las ganas eran muchas. También vi a ese profesor que no confiaba en sus alumnos, ya pinta canas. Sigue dando clases. No me reconoció, no lo salude. No por ser presumido. No se dio cuenta, tal vez.